Salud Mental

Buenos días, como ya sabéis el Miércoles no hubo post por temas de descanso. Os cuento un poco para que entendáis el por qué de las cosas. 

Si tenéis la visita de la Roja cada mes, sabréis que tenemos una subida y bajada hormonal muy grande, esta montaña rusa de hormonas viene con otra montaña rusa de emociones y de pensamientos. Por norma general yo suelo tener unas visitas muy sensibles, de comer chocolates y ver pelis de llorar, pero tengo otras que llegan con pensamientos muy negativos, rabia, ira, etc. 

Esta vez vino todo junto, las emociones me desbordaban y los pensamientos negativos me asaltaban a todas horas, viendo el estado en el que estaba me concedí dos días para mi. Han sido dos días de leer, ver alguna serie y cocinar, esto último por si no lo sabéis ya, me encanta. Al final hoy me he decidido a compartir la experiencia, porque creo que no nos dedicamos este tiempo. Me explico:

Creo que cuando tenemos un mal día, cogemos nuestra mejor máscara, nos la ponemos y tiramos hacia adelante, metemos en una cajita todo lo malo y decimos "estoy bien" más de lo habitual y esto es un error. No nos dejamos experimentar lo malo porque nos venden que con decidir ser feliz todo pasa y por desgracia esto no ayuda. 

Cuando decidimos tomarnos un tiempo para nosotros, no estamos siendo egoístas, ni vagos, estamos dedicando tiempo a nuestras emociones, a las buenas y a las malas. Creo que esto no siempre lo aprendemos por nosotros mismos, a veces nos hace falta experimentar con nuestra soledad o nuestra mente y otras veces nos hace falta terapia y cualquier opción está bien, no hay una forma correcta de aprender estas cosas. 

Tenemos que ser menos intransigentes con nosotros mismos, dejarnos hacer las cosas mal, tener un mal día, gritar, llorar y luego dejarnos a nosotros mismo levantarnos, sacudirnos el polvo y seguir adelante. A veces necesitaremos un empujón o una mano amiga que nos ayude a salir del barro, pero otras veces descubriremos que somos capaces de hacerlo nosotros mismos, porque lo malo nos ha hecho fuertes. 

No somos más débiles por cogernos unos días para descansar de nuestra propia vorágine interior, al contrario, somos conscientes del dolor, del sufrimiento y de lo que nuestra mente necesita y por tanto hacemos lo posible porque ésta siga sana, igual que haríamos con nuestro cuerpo si tenemos agujetas o estamos doloridos de hacer ejercicio. 

Espero que esta reflexión os aporte algo y si no pues no pasa nada, a mi si me ha servido para compartir un poquito de mi misma con vosotros. 

¡A escribir!